Bienvenido/a al blog. Esta página expresa mi manera de ver la vida, y en particular como afrontarla y vivirla para sacar el máximo provecho de ella. Seguramente alguna vez en tu vida te habrás dicho… me encantaría bucear en la Gran Barrera de Coral en Australia, ir de safari en África, visitar la Antártida, ir al carnaval de Brasil o relajarme en una playa desierta en las Islas Seychelles. Estos son sólo un ejemplo de los sueños que cada uno puede tener en la cabeza, y no todos tienen que estar relacionados con viajar. Lo mismo tu sueño siempre fue hablar varios idiomas, aprender a tocar la guitarra o finalizar un ironman. Estos sueños varían mucho de una persona a otra. Pero todos tienen un denominador común: Son sueños que pueden hacerse realidad. La única limitación o impedimento para conseguirlos es nuestra habilidad para decir NO. Por lo que te aconsejo que abras la mente y que veas la vida con perspectiva. Pregúntate que hiciste en el último año que recordaras dentro de 30. Si te cuesta contestar a esta pregunta, te aconsejo el siguiente ejercicio. Escribe una lista con tus sueños, con cosas que quieres hacer en tu vida. De todo tipo, proyectos a corto y largo plazo. Luego, piensa como los vas a hacer realidad. Te darás cuenta de que la vida no es tan larga, y de que no tienes tanto tiempo como creías. Algunos proyectos llevarán consigo meses o incluso años de planificación y esfuerzo, pero no dejes que eso te prive de vivir lo que siempre quisiste. No hay tiempo que perder, despiértate de esos sueños y haz que se conviertan en realidad.

8 de enero de 2012

Viaje al paraíso escondido de Fiordland: George Sound



Siempre que miraba un mapa pensaba lo mismo. Ese sitio tiene que ser espectacular. Pero, ¿cómo llegar hasta él? El parque nacional de Fiordland se sitúa en el suroeste de la isla sur de Nueva Zelanda y recibe su nombre por la cantidad de fiordos que forma en la costa del mar de Tasmania. Son más de 20, de los que a tan sólo 2 tienen acceso los turistas: Mildford y Doubtful Sound. El resto son tierra de nadie. Tan sólo algunos cazadores se adentran en el territorio, el cual tiene una riqueza en cuanto a fauna y flora única en el mundo. Mis visitas previas al parque me habían dejado marcado. Fiordland es sin duda uno de mis lugares favoritos, si no el que más, de los todos los que he visitado en mis viajes. Pero esta vez, quería algo más. Una combinación entre un incomparable enclave y mi gran pasión por el senderismo. El resultado: una ruta extrema, sin camino marcado atravesando las entrañas de Fiordland para llegar al mar. El tiempo estimado: una semana, y el fiordo elegido: George Sound. 

Tras varios meses de planificación, llegaba el día. El primer escollo era atravesar el inmenso lago de Te Anau. Después de valorar distintas posibilidades, opté por un hidro-avión que me dejara en el lago Hankinson, situado al otro lado del lago Te Anau y desde el que comenzaría la expedición hacia la costa. Era una mañana soleada, un tiempo perfecto. El vuelo duró unos 15 minutos durante los que sobrevolamos varios ríos, lagos, fiordos y picos nevados: simplemente espectacular. Después de varias indicaciones, el piloto se despide de mí y me dice: disfruta de tu soledad en uno de los sitios más bellos del país. A los 5 minutos de irse el avión ya sólo se escucha el sonido del agua del río y el cantar de los pájaros. Exactamente lo que estaba deseando. 
Lago Hankinson: el inicio del viaje
La ruta desde el lago Hunkinson hasta George Sound no es una ruta excesivamente larga. Son unos 30km que se hacen en 2 días. Hay 3 refugios pequeños en los que se pasa la noche: uno al principio, uno a medio camino y otro al final. El único inconveniente es que no hay un camino fijado. El recorrido se hace campo a través con tan sólo unas indicaciones en forma de flechas naranjas en los árboles. El cómo encontrarlas y el cómo ir de unas a otras, es a gusto del consumidor. Para ello, el buen manejo del mapa y la brújula se hace imprescindible si no quieres acabar en Parla. Otro problema son las inundaciones. En Fiordland llueve bastante y, en cuestión de horas, ríos y lagos pueden desbordarse muy fácilmente y hacer el camino impasable. Por lo que llevo una tienda de campaña conmigo en caso de que me quede bloqueado el algún sitio sin poder pasar. A todo esto, hay que sumarle material para casos de emergencia, ropa para todas las condiciones ambientales posibles y comida para 7 días, con lo que me encuentro con que mi mochila pesa 22kg. Un poco pesada, pero yendo solo no puedo dejar nada atrás. Grandes recuerdos me vienen a la memoria a la hora de meter todo en la mochila. Como mi profesor de INEF Vicentín solía decir: “la arruga es bella”. Qué razón tenía. Y es que no hay nada peor que ir clavándote la lata de atún en la espalda durante todo el día. 
No la mejor manera de empezar...
Hacía 2 semanas que había corrido los 60km del Kepler Challenge, por lo que me encontraba en una forma física excelente. Asimismo, llevaba más de 3 meses planeando la ruta y sabía perfectamente lo que me iba a encontrar. Mi principal preocupación era no lesionarme por el camino. Torcerme un tobillo o caerme y romperme algún hueso podría ser crítico en este remoto lugar. Evidentemente, no hay cobertura para el móvil y lo único que llevo es un Beacon, el cual en situaciones de emergencia se activa vía satélite y vienen a recogerme en helicóptero. Pero solo lo usaré en caso extremo. La primera noche me cubro de gloria. Después de encender el fuego, no sé en qué estaría pensando que sin querer toqué el tubo de la chimenea el cual está ardiendo. Echando hostias que fui al río a poner la mano en agua fría. A los 10-15minutos me doy cuenta de que la situación es más seria de lo que parece. Tengo 2 quemaduras muy serias en la mano izquierda, las cuales me duelen muchísimo. Es un contratiempo importante, pero no es algo que me vaya a echar atrás. 
Puente de 3 cables
A la mañana siguiente el sol brilla en un inmenso cielo azul. Un día perfecto para empezar mi camino hacia la costa. El primero de los problemas me lo encontraba a los 5 minutos de empezar: Un puente de 3 cables para cruzar el río. Si. Lo que lees. 3 cables: uno para andar por él, y otros 2 para equilibrarte con las manos. A esto, le sumamos los 22kg que llevo a la espalda. Y por si fuera poco, con la mano izquierda no puedo agarrar prácticamente nada. En estas condiciones es demasiado peligroso, por lo que decido cruzar el río a pie. 

El único inconveniente es que no hay un camino fijado. El recorrido se hace campo a través con tan sólo unas indicaciones en forma de flechas naranjas en los árboles.
Tras examinar la situación, me decido por un sitio no muy lejano. Es más profundo que el resto, el agua me llega por la cintura, pero hay menos corriente. Ayudándome de un palo para mantener el equilibrio llego al otro lado sin problemas. A partir de ahí, el camino cambia. El terreno es muy irregular y no hay un camino fijado. Empieza lo salvaje. La vegetación es muy densa, lo que dificulta el andar con una mochila de 80litros a la espalda. No paro de quedarme atascado entre ramas y lo que normalmente son pequeños saltos de roca en roca, se convierte en una verdadera odisea. Al menos, es relativamente fácil seguir las flechas naranjas. Con más o menos dificultades llego al lago Thompson. 
Tratar de secar las botas al final del día... misión imposible.
El refugio donde pasaré la noche no está muy lejos ya. Lo que parece un precioso prado de hierba verde, esconde terreno pantanoso debajo, el cual es imposible atravesarlo. Ante esta situación, sigo por los matorrales. El problema ahora es la gran cantidad de árboles caídos que me encuentro, los cuales bloquean mi camino. Algunos más fáciles que otros de pasar. Tras algo más de una hora de sortear árboles caídos, llego al refugio Thompson.  En total, me ha llevado 4 horas de camino cuando mi mapa lo pone como 2 horas y media. Es muy, muy raro que una ruta me lleve más tiempo que el que se indica. Estoy empezando a preocuparme por mañana. El mapa dice que son 10 horas y media… ¿Se convertirá en una ruta de 12 horas? ¿14? , o ¿puede que impasable? Está claro que una salida temprano es imprescindible. 

Barro y más barro
A las 5 de la mañana sonaba el despertador y a las 6 en punto estaba listo para comenzar. Había soñado con este día desde hace mucho tiempo. Lo había planeado al milímetro, conocía todos los detalles de la ruta. Iba a ser un día largo, duro y con todo tipo de dificultades en el camino hacia George Sound.  Mi motivación ante este reto estaba por las nubes y me moría de ganas por comenzar el día. El inicio lo marca una catarata espectacular sobre el río Rugged. La primera parte del recorrido son unas 2 horas de subida a muerte. Se sigue un camino más o menos definido usado por animales (supongo que de ciervos, ya que he visto unos cuantos ya). La vegetación no es tan densa como ayer, pero la pendiente es brutal. Poco a poco la pendiente suaviza y el camino empieza a enfangarse hasta convertirse en un auténtico barrizal.  Cuando digo barrizal, me refiero a barro por encima de la rodilla. El andar más de 5 metros en el barro es prácticamente imposible. Durísimo. Y voy de charca en charca. No hay manera de pasar por el lado, todo el terreno se encuentra bajo el barro. Poco a poco me aproximo al Lago Dead Wood y la cosa no mejora. Voy de barro hasta las orejas. La tierra “me come” literalmente en algunas zonas. Un par de veces elegí mal el sitio por el que pasar y me metí con el barro hasta la cintura! Me costó unos 5 minutos el salir de ahí. 
Cascada sobre el río Rugged
Y es que con 20 kg de mochila y barro por la cintura no puedes avanzar y la única salida es volver por dónde has venido y probar otro sitio. Después de todo este festival, por fin cruzo el río que marca el inicio de la ascensión al puerto Henry. Las buenas noticias son que el barro termina, las no tan buenas es que volvemos a las pendientes brutales. Al menos al cruzar el rio, me doy un baño y me limpio el barro. Hace un día de sol y calor. El baño me sienta fenomenal. Una buena manera de recuperar energías para empezar la ascensión. 

La belleza del paisaje es indiscutible


Como en todas las montañas aquí en Fiordland, las cuestas son tela de empinadas. La vegetación vuelve a ser muy densa y el camino es básicamente siguiendo un riachuelo que fluye montaña abajo. En algunas zonas me encuentro paredes prácticamente verticales y con la ayuda de las raíces de los árboles consigo avanzar. Escalando pequeñas cascadas literalmente. Si antes era barro ahora es agua. Voy empapado hasta arriba. El agua normalmente la llevo por encima de los tobillos pero, al ir cuesta arriba, me pongo fino. Entorno a 1 hora desde el comienzo de la ascensión, llego a la cima. Las vistas son increíbles. Fiordland es el lugar donde más llueve de toda Nueva Zelanda, más de 300 días al año. En cambio, hoy el cielo está totalmente despejado y brilla el sol. Me siento un verdadero afortunado de poder estar aquí. La expedición está superando todas mis expectativas.
En la cima del puerto de Henry
 Todo lo que sube también baja, y eso es lo que me toca en este momento. El tema ahora es delicado. El descender este tipo de pendientes por donde el agua corre montaña abajo resulta bastante peligroso, por lo que tomo todo tipo de precauciones para no resbalarme. Aún así, voy a por mil duros en un par de ocasiones. Al rato, la pendiente suaviza bastante y me acerco al valle del río Katherine: una de las zonas más bellas de todo el camino. La dificultad disminuye por un momento haciendo esta parte del camino más relajada. Avanzo por la rivera del río Katherine, el cual cruzo en más de 10 ocasiones. Es una zona abierta y se pueden disfrutar de unas vistas preciosas de varios picos cubiertos de nieve. Con este panorama llego al lago Katherine. El lago se encuentra rodeado por montañas, lo que hace muy difícil el rodearlo por cualquiera de los lados. Asimismo, se ve que ha habido varias avalanchas en las últimas semanas y hay multitud de árboles caídos. Las flechas naranjas están por el suelo por lo que tengo que usar el mapa y la brújula para continuar. Algunas zonas son realmente peligrosas de pasar. Hay unas caídas de más de 10 metros al lago por lo que decido simplemente andar por el agua. 

La tierra “me come” literalmente en algunas zonas. Un par de veces elegí mal el sitio por el que pasar y me metí con el barro hasta la cintura!

Fue meter el pie y hundirme hasta la cintura! El fondo es pantanoso y no puedes andar por él. La cosa se complica. Con muchísimo cuidado paso un par de zonas de avalanchas pero aún me queda una, la más difícil. Según puedo ver, en esta zona hay varias cuerdas en las rocas con las que te puedes ayudar para pasar. Esto es en situaciones normales. Hoy las cuerdas están debajo de los árboles caídos! Me cuesta unos 30 minutos atravesar unos 20 metros. Sin lugar a dudas, la zona más peligrosa del viaje. Una vez pasado el lago Katherine, sabía que George Sound no estaba lejos ya. Llevo 10 horas de camino y empiezo a sentirme un poco cansado, pero el hecho de saber que la costa esta cerca me hace acelerar el paso. Al cabo de un par de horas llego a otro puente de 3 cables. Por lo que toca mojarse de nuevo para cruzar el río. Esta vez es más complicado. El agua baja con fuerza, pero al menos el cruce es más corto. En un par de minutos me encuentro al otro lado. La emoción me corre por las venas. Según el mapa, el mar se encuentra a 10 minutos. No me lo puedo creer. 
George Sound
Mi cuerpo va a límite pero mi paso es firme y acelerado. Estoy ansioso por llegar. Después de meses de planificación, de días de espera, de más de 12 horas de sufrimiento… parece que el momento está cerca. De repente, la vegetación hace un claro y ahí está: George Sound. Completamente calmado en un atardecer precioso. El agua parece un espejo sobre el que se reflejan las montañas de un fiordo inmaculado. El lugar es de una belleza excepcional. Fuera de este mundo. No hay palabras para describir este momento. Me cuesta reaccionar ante este espectáculo visual. Estoy totalmente paralizado. Sin lugar a dudas, el resultado de la expedición había merecido la pena. George Sound sobrepasa todas las expectativas posibles. Gracias Nueva Zelanda por esta semana inolvidable. Sabía que no me defraudarías.




VIDEO: Expedición a George Sound (Nueva Zelanda)



Untitled from Antonio Cala on Vimeo.

Anzoni 

4 comentarios:

Marta dijo...

Menuda hazaña te metiste, ¡Qué valor! pero desde luego por las fotos tiene que ser un lugar alucinante.

Antonio dijo...

¡Muchas gracias Marta! El lugar es espectacular, totalmente recomendado.

Veronica dijo...

Antonio eres un gran aventurero!! Menudas rutas haces.... Alucinantes! Espero seguir leyendo muchas mas porque me quedo con la boca abierta cada vez que leo una de rus "excursiones" jejeje.
un besazo!!!

Antonio dijo...

Me alegra que te gusten Vero! Tranqui que aquí las pondré todas.. :P Un beso enorme!

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