Bienvenido/a al blog. Esta página expresa mi manera de ver la vida, y en particular como afrontarla y vivirla para sacar el máximo provecho de ella. Seguramente alguna vez en tu vida te habrás dicho… me encantaría bucear en la Gran Barrera de Coral en Australia, ir de safari en África, visitar la Antártida, ir al carnaval de Brasil o relajarme en una playa desierta en las Islas Seychelles. Estos son sólo un ejemplo de los sueños que cada uno puede tener en la cabeza, y no todos tienen que estar relacionados con viajar. Lo mismo tu sueño siempre fue hablar varios idiomas, aprender a tocar la guitarra o finalizar un ironman. Estos sueños varían mucho de una persona a otra. Pero todos tienen un denominador común: Son sueños que pueden hacerse realidad. La única limitación o impedimento para conseguirlos es nuestra habilidad para decir NO. Por lo que te aconsejo que abras la mente y que veas la vida con perspectiva. Pregúntate que hiciste en el último año que recordaras dentro de 30. Si te cuesta contestar a esta pregunta, te aconsejo el siguiente ejercicio. Escribe una lista con tus sueños, con cosas que quieres hacer en tu vida. De todo tipo, proyectos a corto y largo plazo. Luego, piensa como los vas a hacer realidad. Te darás cuenta de que la vida no es tan larga, y de que no tienes tanto tiempo como creías. Algunos proyectos llevarán consigo meses o incluso años de planificación y esfuerzo, pero no dejes que eso te prive de vivir lo que siempre quisiste. No hay tiempo que perder, despiértate de esos sueños y haz que se conviertan en realidad.

21 de agosto de 2010

Experiencias de viaje: El cuarto oscuro (Rusia)

Mes de agosto de 2006. El Laboratorio de Biomecánica del INEF de Madrid ha sido contratado por el comité de árbitros de la FIFA para realizar los análisis de los partidos durante el Campeonato del Mundo Sub-20 de mujeres. Dicha competición va a tener lugar ni más ni menos que en Rusia, y hasta allí nos desplazamos Enrique (el director del laboratorio), Santi (en adelante, “Moiste”, compañero de aventuras) y un servidor. Teniendo agosto como único mes de vacaciones, lo último que te apetece es irte 3 semanas a contar fotogramas durante unos partidos de fútbol, durante los cuales, lo que más te interesa es saber qué jugadora de cada equipo es la que está más buena. Pero siendo en Rusia, la cosa cambia. El aliciente es mayor y para allá nos fuimos los 3 integrantes de la expedición española a vivir una nueva aventura.

No era la primera vez que el laboratorio iba a trabajar con FIFA, en cambio, tanto para Moiste como para mí, sí que lo era. Nos habían llegado rumores de anteriores competiciones en Finlandia y Alemania, donde el trabajar para FIFA suponía privilegios, cuidados y mimos de primera clase: billetes de avión en business, hoteles de lujo, comida de alta cocina,… Por lo que tampoco planificamos mucho…joder, íbamos con la FIFA!!

Llegamos al aeropuerto de Moscú. Ya no se entiende un carajo, ni inglés ni hostias. Encima con la escritura en cirílico, ni de coña. Nos ponemos en la cola para el control de pasaporte, empezamos a comprobar que lo de que los rusos son unos bordes… va a ser verdad. Llegamos a la ventanilla, el policía nos pregunta… ¿Visa? Enrique se vuelve para nosotros… ¿Hace falta visado? Nosotros…Joooder, esta va a ser buena. En Rusia y sin visado. Enrique se vuelve hacia la ventanilla, y con su “inglés de Gibraltar” le dice al ruso… “venimos con la FIFA, nos están esperando ahí fuera”. El ruso no nos entiende y nosotros tampoco a él (bueno, está claro que nos está preguntando por los visados, los cuales NO tenemos). La conversación avanza hacia un callejón sin salida, cada vez con menos sentido: ¿Visa? .. “FIFA”… ¿¿Visa?? … “FIFA!!” … ¿¿¿Visa??? … “FIFA!!!”. Viendo que éramos los que podíamos gritar más, ganamos la batalla, y llegan 2 rusos: “Vengan por aquí, por favor”. De puta madre, si es que viajando con la FIFA eres el puto amo, no te hace falta ni visado. Los seguimos por el aeropuerto hasta que llegamos a una puerta, nos ceden el paso. Ya saben quiénes somos, los cracks de la FIFA. Pasamos la puerta, y cuando los 3 hemos pasado, en vez de pasar ellos, la cierran con llave!!! Literalmente, nos han encerrado en un cuarto!

Bueno, supondremos que ahora vendrán. Nos damos la vuelta y nos damos cuenta de que no estamos solos. De hecho, hay bastante “ambientillo”. La sala no es muy grande, hay poca luz, unas 10-12 personas más y por la ventana se pueden ver a los aviones despegar. Parece como si cada uno tiene su territorio marcado con sillas, bancos, cartones y demás. La mayoría tienen rasgos islámicos salvo algunos asiáticos. Se nos acerca un hombre (ojo pintas!) de Azerbayán, nos comenta que si necesitamos un enchufe que han desmontado el interruptor de la luz y que se puede hacer un puente empalmando los dos cables que cuelgan del interruptor al cargador del móvil, y que funciona (!). Al rato se abre la puerta, lanzan nuestras maletas y vuelven a echar el cerrojo. No hay opción ni siquiera a hablar con los rusos. Enrique saca su teléfono y llama a la FIFA… que nos han encerrado!! Dicen que van a ver qué pueden hacer, pero que en Rusia las cosas funcionan de manera diferente...

Seguimos en la sala. Enrique no sabe dónde meterse, Moiste pálido no menciona palabra alguna y yo, que todavía no me lo creo, me doy una vuelta por la sala. Hablo con una pareja de asiáticos… ¿cuántas horas lleváis aquí? Me miran raro… ¿horas? Llevamos ¡3 días! Estamos esperando para ser expatriados a nuestro país de origen ya que nuestro visado está caducado, así que tenemos que esperar hasta que haya un vuelo con sitios libres para volver a casa… Se vuelve a abrir la puerta. Un ruso viene con unas 10-15 bandejas de comida, las deja en el suelo y se va. Automáticamente, la gente de la sala se agolpa sobre ellas, dándose codazos los unos a otros para hacerse con su ración. Nosotros tres contemplamos la escena sin dar crédito. No puede ser. Resulta que estamos en Rusia, en una sala de exportación, en unas condiciones de higiene lamentables y no tenemos ni idea de cómo vamos a salir de aquí.

Pasa el tiempo. A la media hora se vuelve a abrir la puerta y entra un oficial ruso que quiere hablar con nosotros. Habla inglés. Nos pide los pasaportes y nos pregunta por los visados. Le comentamos que creíamos que la FIFA había movido ese tema, que no los tenemos, pero que si hay la opción de pagar por ellos en el instante. Nos responde: “En este aeropuerto no se pueden hacer visados, hay que obtenerlos en las embajadas antes de aterrizar en Rusia”. Nos confisca los pasaportes y se va.

Sigue pasando el tiempo y la situación no mejora. Enrique vuelve a llamar a la FIFA, no responden al teléfono. Perdemos la noción del tiempo… ¿Cuántas horas llevamos encerrados aquí dentro? El panorama es desalentador. Empiezo a sentir una impotencia enorme… los rusos no acceden ni al diálogo. De hecho, hace horas que no los vemos. Y cuando parece que la situación no puede ir a peor… apareció la luz. Se abre la puerta y entra el mismo oficial de antes con el uniforme de gala y nos pide que lo acompañemos. Se ve que los ha llamado el ministro ruso de deportes! Entramos en una sala donde hay una rusa con una máquina de hacer visados. Pues va a ser, que en este aeropuerto sí que se pueden obtener. Tras pagar 100euros por cada uno, nos conceden un visado de 12 días. Saltan las alarmas, vamos a estar en Rusia 3 semanas, pero se ve que 12 días es el periodo máximo por el que te conceden el visado en estas circunstancias. ¿La razón por la que es así? Pues porque estamos en Rusia, y aquí el sentido común y la lógica no existen. Al final, nos dejan ir sabiendo que en 12 días seremos unos “sinpapeles”, pero como hoy todo es legal, no pasa nada. En 12 días, ya veremos…

3 "sinpapeles" en Moscu

Como es natural, a los 12 días seguíamos sin obtener un nuevo visado para el resto de nuestra estancia. Básicamente, estuvimos de ilegales durante más de una semana en Moscú. A la vuelta, para salir del país tuvimos que pagar por un visado de 1 día, ya que para que te sellen el pasaporte de salida, tienes que tener un visado en vigor. Da igual que hayas estado de ilegal, lo que importa es cumplir las normas, aunque no tengan ningún sentido. Si te vas hoy, necesitas un visado para hoy, y punto. Una vez pasados los trámites, disfrutamos de las “comodidades” de ir con la FIFA y nos relajamos en la sala VIP del aeropuerto mientras esperábamos la salida de nuestro avión. El tamaño y la forma de la sala me resultaban familiares. Miraba a los alrededores y todo era conocido, pero diferente a la vez. Por la ventana se podían ver a los aviones despegar. No había duda, la sala VIP estaba justo encima y en una habitación exactamente igual a la sala donde habíamos sido encerrados al llegar.

Anzoni.

1 comentario:

Javi dijo...

Muy grande...

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